domingo, 18 de abril de 2010

Bonito Artículo

.
En la Pasión en Sevilla, hemos podido leer un precioso artículo, con el que estamos totalmente de acuerdo, y aunque habla del cofrade sevillano principalmente,podemos adaptarlo perfectamente al cofrade en general,sea cual sea su procedencia, y que dice así

Primer Golpe

No creo que usted, amigo lector, sea la única persona del mundo a la que no le ha llegado un correo electrónico con la foto del nazareno del Dulce Nombre en una moto, con el antifaz y el casco puesto.
O ese video en el que se ve a un nazareno veterano del Cachorro en la barra de un bar bebiéndose una cerveza.
Quien vea solo eso, quien se quede con la estampa de los nazarenos comiendo calentitos en la mañana del Viernes Santo puede llevarse la impresión de que esto de la Semana Santa es como la versión mística de un carnaval.
Una fiesta en la que la gente se disfraza aprovechando la escusa de la conmemoración religiosa. Y nada más irreal.
La Semana Santa, como todo en la vida, posee una cara oscura, un perfil desdibujado como aquel que fabricaron hace años los dos nazarenos del Cerro que se pusieron unas gafas de sol para ser inmortalizados en el retrato que dio la vuelta a España.

Pero eso es solo un fogonazo, un flash tan llamativo como breve, algo incapaz de competir con la fortaleza del colectivo en el que se integran, los nazarenos, lo que nunca le falla a la Semana Santa gracias a los cuales ésta cada año se hace posible.
Sumando las previsiones que han hecho las cofradías para este año, resulta que serían en torno a las 60.000 personas las que sacan su papeleta de sitio para acompañar a sus Imágenes.
A estos súmenle los costaleros, los acólitos, el personal de paisano…

No son solo una cifra. Cada uno de ellos es más que un número. Son personas, hombres y mujeres, protagonistas de una historia personal que les motiva para salir a la calle con la cara cubierta.
Ahí están todos: el veterano que saldrá hasta más allá del límite de sus posibilidades físicas, el chaval que este año ha pedido por Reyes la túnica, sabedor de que el gasto familiar no podía incrementarse, la mujer que antes de vestirse deja organizados a sus hijos y a su familia, el padre de familia al que la hermandad este año le ha ayudado a sacar las papeletas, la suya y la de los suyos, porque el dinero del paro no da para más, la que ha venido de lejos y se va al día siguiente, el que cumple una promesa, la que participa a la memoria de los que ya no están y se coloca aquella túnica que ha salido tantos años a la calle y que pasa por ser el patrimonio más querido de la familia, el que sabe que coge un cirio por última vez, la niña que se estrena, el abuelo que coge con una mano la vara y con la otra al nieto… 60.000 historia distintas, cada una de las cuales por si solas valen para sostener a toda la Semana Santa.

Tras un año de esplendores, déjennos que hoy le saquemos el positivo a esa foto del nazareno del casco que no deja de ser un grano negro en esta playa de arenas que tanto brillan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario