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A D. Manuel Pruaño “el Palomo” q.p.d.
Querido Manolo:
Esta carta no lleva sello en el sobre. Donde va dirigida, no necesita ir al estanco para comprarlo, llegará seguro con el sello del agradecimiento.
En nombre de muchas personas, me dirijo a ti, para darte las gracias, por todo lo que nos has dado y enseñado, aquellos que tuvimos el honor de conocerte y sobre todo tratarte. Si tratarte…, porque muchos decían conocerte, pero no te habían tratado, y no pueden hablar sin haber convivido contigo. Muchos podían decir que tú no eras tratable, que eras más bien áspero y seco, pero no sabían que tenías un gran corazón.
Cuando te pedíamos algo, te lo pensabas o dabas primero un No por respuesta, siempre mirando el fondo de la cuestión, y cuando te argumentaban el porque o el para que, accedías a realizarlo, siempre y cuando fuera algo con respeto y no saliéndonos del tiesto, como se suele decir vulgarmente.
Lo has dado todo por la Iglesia, y por la Parroquia de la O, has sido durante medio siglo, el guardián de la misma, tanto de sus piedras, como del tesoro que tiene dentro, sus capillas, sus imágenes, sus anécdotas, sus historias, de todo…….
Y como no, por muchas hermandades de la localidad.
Primero la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario, cuantas horas le has dedicado a la Stma. Virgen, y siempre contigo, tu familia, Loli tu mujer, y tus hijas Paloma y María Jesús. Y cuando la vestías en su camerín, que se, te pasaba el tiempo hablando con Ella. Quisiste que la Patrona fuera Coronada, tal y como se merecía, y lo conseguiste. Que entrara con su paso dentro de la Parroquia, cargada por costaleros de todas las hermandades, hasta el Altar Mayor, y sonando la marcha que tanto te gustaba “Patrona, Señora y Madre”. Y a la Hermandad de Jesús Nazareno, y a la del Santo Entierro, cuantas horas y ratitos buenos pasamos en los montajes de los pasos, cuando decidías hacernos de comer, unos huevos con cebolla, un pescaíto frito que te traían los marineros del muelle, o unas poleá. Y a tu Cautivo, que celosamente engalanabas el Lunes Santo por la noche, para que estuvieran los claveles rojos, como si fueran terciopelo en sus pies cansados. Y a la hermandad de Ntra. Sra. del Rocío, que eras el número 1 en el camino, justo detrás de tu carreta blanca, a la que le colocabas el Simpecado Bendito, y lo arropabas con flores chipioneras, junto a Antonio Salita, antes de salir, para la presentación ante la hermandad Matriz de Almonte, para la misa de la Hermandad, y antes de entrar de nuevo en Rota.
Cuando has estado ingresado, me estuve acordando de ti todos los días, sobre todo, cuando tuve que hacer los centros de flores para el Triduo y Función.
Seguro que cuando el Nazareno se recoja en la mañana del Viernes Santo, la Soledad llorará, porque el centro de rosas que tú le hacías y le poníamos a sus pies, no habrá nadie que se lo haga como tú.
Gracias Palomo, por todo. Los que te tratamos, te mandamos un abrazo, allá a las marismas azules, donde seguro estarás con Nuestra Bendita Madre, su Hijo Cautivo y Dios Padre.
José Manuel Sánchez Peña
Hermano Mayor del Santo Entierro de Cristo y Soledad de Mª Stma.
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